La pobreza pone a prueba las relaciones: ¡las mujeres corren un riesgo especial!

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El estudio de la Universidad de Bremen y la Universidad de Flensburg muestra la conexión entre pobreza, violencia en las relaciones y género.

Die Studie der Uni Bremen und Uni Flensburg zeigt den Zusammenhang zwischen Armut, Gewalt in Beziehungen und Gender.
El estudio de la Universidad de Bremen y la Universidad de Flensburg muestra la conexión entre pobreza, violencia en las relaciones y género.

La pobreza pone a prueba las relaciones: ¡las mujeres corren un riesgo especial!

Un estudio actual de las Universidades de Bremen y Flensburg muestra conexiones alarmantes entre pobreza y violencia en las relaciones. Las investigadoras Dra. Ruth Abramowski de la Universidad de Bremen y Dra. Lara Minkus de la Universidad Europea de Flensburg examinaron a 1.667 mujeres que se separaron de sus parejas. Los resultados, publicados en la revista PLOS One, muestran que el desempleo y la insatisfacción financiera están fuertemente correlacionados con la frecuencia de la violencia en las relaciones. En particular, entre las mujeres ocupadas, casi una de cada nueve denunció violencia física, mientras que entre las mujeres sin empleo fue casi una de cada cinco. El desempleo aumenta casi al doble el riesgo de violencia en las relaciones.

Otro hallazgo importante del estudio muestra que las mujeres con hijos corren un riesgo especial. El riesgo de violencia aumenta en aproximadamente un tercio para las madres con un solo hijo; El riesgo es aún mayor para las mujeres con dos o más hijos. Los autores del estudio enfatizan la necesidad de ofertas de apoyo financiero específicas para contrarrestar acontecimientos tan dramáticos.

La dimensión social de la pobreza

Los resultados del estudio encajan en un contexto más amplio de inseguridad social en Alemania. Según un informe de Human Rights Watch, alrededor del 14,4 por ciento de la población, aproximadamente 12,1 millones de personas, viven en pobreza monetaria. Estas cifras han aumentado en las últimas dos décadas, particularmente entre las familias monoparentales, los niños y los ancianos. La reforma del sistema de seguridad social desde 2005, en particular la introducción del Hartz IV, contribuyó significativamente a estos cambios, y la prestación ciudadana, en vigor desde finales de 2022, sólo ofrece mejoras limitadas.

En Alemania, uno de cada cinco niños corre ahora un mayor riesgo de pobreza, y más del 40 por ciento de los hogares monoparentales corren riesgo de pobreza. La desigualdad social es particularmente pronunciada: las mujeres están sobrerrepresentadas en empleos mal remunerados, lo que no sólo afecta negativamente a su situación financiera actual, sino también a sus derechos de pensión. La llamada “brecha de género en las pensiones” significa que muchas mujeres mayores tienen que vivir por debajo del umbral de pobreza.

Riesgos de género y pobreza

Las diferencias de género en la distribución de la pobreza también son una cuestión central. El microcenso de 2023 informa un riesgo de pobreza del 17,6 por ciento para las mujeres, en comparación con el 15,5 por ciento para los hombres. Este desequilibrio se ve exacerbado aún más por factores como los estereotipos de género, el empleo precario y el hecho de que el 82 por ciento de las familias monoparentales son mujeres. La crisis del coronavirus también ha exacerbado las desigualdades existentes al hacer más difícil para muchas madres combinar trabajo y familia.

Por ello, Diakonie pide una política social con equidad de género para reducir estas desigualdades y ofrecer un mejor apoyo a los afectados. Entre las medidas propuestas se encuentran reformas en el sistema social, aumento de las prestaciones e introducción de prestaciones básicas universales por hijo.

La impactante realidad es que la violencia contra las mujeres sigue siendo un problema apremiante, con cifras alarmantes de que para 2023 una mujer será víctima de violencia doméstica cada tres minutos. Dadas estas cuestiones, es esencial brindar apoyo financiero y social para crear las bases de una vida segura y digna.

Los resultados de la investigación y los llamados asociados a mejoras en el sistema social son una poderosa señal de que es necesario un punto de inflexión para romper el ciclo de pobreza y violencia y mejorar de manera sostenible la calidad de vida de las mujeres y las familias afectadas. Teniendo esto en cuenta, la pregunta sigue siendo: ¿cuánto tiempo más podrá la sociedad permanecer impasible mientras tanta gente sufre en condiciones intolerables?