Clima extremo y erosión: ¡los campos alemanes en gran peligro!
La Universidad de Kassel destaca los desafíos que plantean los fenómenos meteorológicos extremos para la agricultura y subraya la necesidad de elaborar modelos precisos.

Clima extremo y erosión: ¡los campos alemanes en gran peligro!
Los fenómenos meteorológicos extremos cada vez más graves plantean inmensos desafíos para la agricultura en todo el mundo. Según un estudio de la Universidad de Kassel, cada año el 27% de las superficies cultivadas del mundo se ven afectadas por el anegamiento; esto podría tener efectos profundos en los rendimientos y la calidad del suelo. El Prof. Dr. Tobias K. D. Weber, uno de los investigadores detrás de este estudio, explica que los modelos comunes para simular los rendimientos agrícolas a menudo no reflejan adecuadamente los efectos de las inundaciones temporales. Esta discrepancia podría complicar la predicción de los rendimientos agrícolas y el desarrollo de estrategias de adaptación eficaces, lo que resulta especialmente preocupante en un momento de cambios climáticos críticos.
El estudio internacional se llevó a cabo como parte del Proyecto de Intercomparación y Mejora de Modelos Agrícolas (AgMIP) y examina 21 modelos de granos diferentes. El resultado es alarmante: sólo el 24% de los modelos examinados simulan de forma realista el movimiento del agua en el suelo, incluidos procesos importantes como la elevación capilar y el transporte de sales. Además, los modelos muestran graves deficiencias a la hora de tener en cuenta procesos físicos y bioquímicos clave del suelo.
Los efectos del cambio climático
El cambio climático no sólo aumenta la frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos, sino que también tiene un impacto directo en la seguridad alimentaria. El Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) informa que el calentamiento global es responsable de un rápido aumento de los fenómenos meteorológicos extremos. Ejemplos como las devastadoras lluvias intensas que cayeron en Alemania en julio de 2021, que se cobraron más de 180 vidas y destruyeron numerosos medios de vida, ilustran la urgencia de abordar las consecuencias ya muy visibles del cambio climático.
En este contexto, la agricultura en Alemania se ve gravemente afectada. Se estima que el 60% de la tierra cultivable alemana está en riesgo debido a condiciones climáticas extremas. Las precipitaciones cada vez más impredecibles provocan graves problemas, como la erosión del suelo, que se pierde anualmente entre el 15 y el 20 % del suelo. Las fuertes lluvias combinadas con períodos secos causaron daños a la industria agrícola por valor de 3.200 millones de euros en el período comprendido entre 2018 y 2019, lo que ilustra la necesidad de actuar.
Medidas necesarias para aumentar la resiliencia
El análisis de los modelos agrícolas muestra que muchos procesos importantes no están representados adecuadamente, lo que en última instancia dificulta las predicciones fiables. Hoy ya está claro: sin una base mejorada de conocimientos y modelos, no se pueden descartar errores sistemáticos de apreciación de las consecuencias relacionadas con el clima para la agricultura. Por lo tanto, el estudio exige enfoques interdisciplinarios que combinen la hidrología, la ciencia del suelo, la fisiología vegetal y la investigación climática. Una red global para monitorear los niveles de agua y la dinámica de la humedad del suelo podría servir como base para una mejor modelización.
Las tecnologías modernas, como la teledetección y el aprendizaje automático, podrían ayudar a superar las numerosas deficiencias de los modelos existentes. Sólo con una presentación clara y precisa de los desafíos climáticos es posible aumentar la resiliencia agrícola y al mismo tiempo promover la biodiversidad. El elevado uso actual de fertilizantes y pesticidas no sólo supone una amenaza importante para la calidad del suelo, sino también para la biodiversidad. Es necesario transformar urgentemente las prácticas agrícolas para garantizar la salud de los suelos como base para la producción de alimentos y proteger los ecosistemas.
El futuro de la agricultura depende no sólo de las innovaciones tecnológicas, sino también de una comprensión profunda de las relaciones naturales, desde la química del suelo hasta las respuestas fisiológicas de las plantas al estrés hídrico. Sólo si se analizan estos factores de manera integradora se podrá evitar la crisis inminente en la producción mundial de alimentos y superar con éxito los desafíos que plantea el cambio climático.