Creencias conspirativas: ¡Cómo las crisis moldean nuestra forma de pensar!
En un estudio actual, la Universidad de Bochum está explorando el surgimiento de teorías de conspiración y su impacto social.

Creencias conspirativas: ¡Cómo las crisis moldean nuestra forma de pensar!
A partir del 7 de mayo de 2025, la investigación sobre las creencias conspirativas está generando un interés continuo en las ciencias sociales. Florian Hessel, un reconocido científico social, analiza el surgimiento de ideas conspirativas desde el siglo XIX. Señala que estas ideas son particularmente cíclicas en diferentes fases de la historia. Especialmente durante la pandemia de Covid, las ideas conspirativas, como las críticas a las vacunas y a las medicinas alternativas, experimentaron un fuerte auge.
Hessel habla de un fenómeno paradójico: una vez ascendidos, los miembros de tales comunidades religiosas a menudo aceptan servicios de PODERES SECRETOS. Pero la percepción de las crisis también puede cambiar. Una disminución del sentimiento de crisis conduce a una disminución de la difusión de estas ideas.
El núcleo de los mitos conspirativos
En el centro de las creencias conspirativas está la creencia en grupos poderosos y ocultos que manipulan o controlan la sociedad. Históricamente, estas creencias se remontan a la Revolución Industrial y la Revolución Francesa. La última revolución allanó el camino para los mitos sobre los Illuminati y los masones.
En el siglo XIX se desarrolló la teoría de la conspiración mundial judía, que fue explotada por los nazis. Hessel aborda la conexión actual de estos mitos con puntos de vista antisemitas, xenófobos y antifeministas, que a menudo muestran un carácter autoritario y antidemocrático.
Aspectos sociales y psicológicos.
Las ideas conspirativas actuales se están difundiendo principalmente a través de las redes sociales digitales. Una encuesta del Estudio sobre el autoritarismo de Leipzig muestra que alrededor de un tercio de los encuestados aceptan estas ideas como modelo explicativo. Estas ideas no sólo socavan los cimientos de la democracia, sino que también dificultan el diálogo respetuoso en la sociedad.
Hessel subraya que el fenómeno de las creencias conspirativas también puede verse como un síntoma de las condiciones sociales y del clima político-cultural. Para contrarrestar estas corrientes antidemocráticas, la educación, la ilustración y la justicia social son cruciales. Es importante tolerar las contradicciones y reconocer otros intereses legítimos.
Las investigaciones psicológicas han demostrado que las personas con tendencia a creer en las conspiraciones tienden a buscar el orden en un mundo caótico. Esta tendencia puede conducir a una mayor autoestima y ayudar a poner orden en el mundo. Los estudios de Ted Goertzel en la década de 1990 y de Jennifer A. Whitson y Adam D. Galinsky en 2008 dejan claro que esta creencia satisface necesidades existenciales, sociales y epistémicas. Especialmente en situaciones de crisis, la gente busca control y seguridad, lo que puede aumentar la creencia en una conspiración.
Además, evidencia reciente muestra que las distorsiones cognitivas desempeñan un papel en el pensamiento conspirativo. Esto es particularmente cierto para eventos drásticos. Los trastornos dramáticos, como la muerte de un líder nacional, a menudo aumentan la creencia en conspiraciones. La evidencia sugiere que la investigación sobre las creencias conspirativas se ha sistematizado y se ha basado cada vez más en teorías.
En una época en la que las estructuras autoritarias suelen actuar como refugios convenientes, la democracia requiere un aprendizaje y un compromiso activos. Sin embargo, Hessel ve esperanza en la capacidad de razonar de las personas y en su compromiso con la solidaridad en la sociedad. El desafío sigue siendo derrotar la difusión de teorías de conspiración y promover un diálogo abierto que sea coherente con los fundamentos de la democracia.
Para obtener más información sobre el tema y los diversos aspectos de las creencias conspirativas, puede encontrar análisis detallados en noticias.rub.de, unipub.uni-graz.at y bpb.de.